Ya son demasiados, incontables,
peregrinan por el reducido espacio del cuarto.
Saltan, brincan, titubean con intentar volar
o nadar por los aires.
Invadiéndolo todo, ocupando
todo resquicio con sus carcajadas.
Descubro, que han perdido
todo resabio de cordura.
Ojos llameantes, miradas extraviadas.
Desaparecen de pronto y,
de pronto vuelven, a inundarlo todo
los malditos locos de mi cuarto...


No hay comentarios:
Publicar un comentario